Estamos ante una obra que combina elementos de la decoración más vanguardista, el Art decó original y la arquitectura tradicional oriental, logrando una experiencia espacial y visual deslumbrante. El inteligente uso de los materiales, la luz y los elementos naturales convierten a esta casa de estilo contemporáneo en un remanso de paz y tranquilidad en pleno centro urbano.
La casa tiene un total de 288 m², divididos en tres plantas. La planta baja se puede considerar como zona de living y esparcimiento. Cuenta con una escalera en espiral que es toda una escultura, además de un amplio salón y sala de estar. También encontramos un hermoso jardín interior con piscina, muy de estilo japonés y aire contemplativo, siempre minimalista. El árbol Frangipani, asociado a las culturas budista e hindú, aporta carácter con su tronco retorcido, al tiempo que conecta prodigiosamente con los elementos de metal.
En las plantas superiores encontramos las diferentes estancias, el vestidor y los baños. Una gran claraboya aporta iluminación natural y ventilación, situándose en su base el jardín y la piscina, a la que nos asomamos a través de las paredes acristaladas. La afinidad complementaria de contraste entre los elementos metálicos y los tonos sutiles consigue una relación sensorial encantadora. Ésta se ve aumentada con la instalación domótica que sirve para configurar la iluminación de toda la casa según nuestro estado de ánimo.